En el que puede ser considerado el año de los juegos de acción en primera persona, con multitud de propuestas muy variadas y de mucha calidad, Operation Flashpoint: Red River, la tercera entrega de la saga, llega como la apuesta por el realismo, por simular de la manera más verosímil posible –sin dejar de lado la diversión- el mundo de la guerra. Si el primer título de la serie, Operation Flashpoint: Cold War Crisis en 2001, fue todo un bombazo, un trabajo aclamado unánimemente por la crítica y que creó una legión de seguidores, su continuación, Dragon Rising (2009), no corrió la misma suerte.
No era un mal juego ni mucho menos, pero decepcionó a los que esperaban una continuación a la altura del genial título original, cuyos creadores, los checos de Bohemia Interactive Studio, se habían desligado hacía tiempo de Codemasters y habían creado su propia saga, ArmA, una apuesta aún más fuerte por el realismo bélico, haciendo las delicias de este tipo de juegos en ordenadores. Para esta tercera parte, que llega dos años después del anterior, se esperaba un salto de calidad, que al menos mejorara todos los defectos de Dragon Rising, y recuperara, o al menos se acercara, a la brillantez de la primera entrega. Y por desgracia no lo consigue, siendo un poco mejor que su antecesor, pero con muchos puntos negros, aunque también unas cuantas virtudes.
La acción se desarrolla en el año 2013 en Tayikistán –un país real a diferencia de la anterior entrega-, situado en un lugar de Asia Central un tanto conflictivo, sin salida al mar y limitando con Uzbekistán, China y Afganistán, quedando Pakistán al sur, siendo más del 90% de su territorio montañoso. Nuestros enemigos son una fuerza insurgente que está poniendo en peligro la estabilidad de la zona, por lo que Estados Unidos y China deciden intervenir, en un conflicto en un principio no de demasiada importancia, pero que a poco que se tuerzan las cosas puede derivar en otro mucho más grave. Para ponernos en contexto y saber cómo hemos llegado a esta situación, una intro nos explica de manera amena, divertida y con mucho acierto lo ocurrido desde la caída de la Unión Soviética hasta nuestros días, explicando cómo Estados Unidos armó e instruyó a los rebeldes afganos en plena Guerra Fría para que lucharán contra la URRS, hasta cómo luego acabarían convirtiéndose en Al Qaeda con su líder Bin Laden al frente, convirtiéndose en los mayores enemigos de USA y recordando la Guerra del Golfo y el 11-S.
La base de esta entrega –y donde el juego da lo mejor de sí mismo- es el modo cooperativo para cuatro jugadores, solo por internet o System link, sin posibilidad de jugar desde la misma consola. Es algo que no es una opción más, sino que todo está diseñado en torno a esto, ya que en cualquier momento desde los correctos menús podemos acceder a la configuración de nuestra escuadra, ver qué clase soldados tenemos, si se ha unido alguien a la partida o si bien son controlados por la inteligencia artificial. Todo la experiencia que consigamos ya sea jugando solos, por internet o en cualquiera de los modos de juego, está unificada, y hay un completo sistema de búsqueda de partidas, pudiendo elegir a nuestro antojo qué dificultad queremos y en qué momento de la campaña queremos incorporarnos, eligiendo una de las diez misiones disponibles.
Hay cuatro clases de soldados, y ya que la escuadra la forman el mismo número de personas, lo lógico sería pensar que cada uno debería ser de una clase distinta, aunque no es obligatorio, pero sí recomendable, ya que cada uno de ellos tiene unos puntos fuertes, y nunca sabemos en una misión cuándo vamos a necesitar una clase concreta. Fusilero –equilibrado y versátil sin destacar ni a corta ni a larga distancia-, granadero –experto en explosivos y también en combate cuerpo a cuerpo-, batidor –el francotirador y nuestra clase favorita al ser un juego que se desarrolla en combates a tan larga distancia- y ametrallador –diestro con las armas pesadas muy necesarias en ciertas ocasiones-. Cada una de estas clases dispone de un armamento por defecto y la posibilidad de cambiar alguna de sus dos armas o accesorios, un tipo de explosivo –minas, granadas- y equipamiento como prismáticos o silenciadores.
Contamos con cierta libertad para evolucionar a nuestro personaje, mejorando las habilidades, a través de los puntos de experiencia que conseguimos en los distintos modos, una característica que parece se ha vuelto casi imprescindible en el género. El juego se divide básicamente en la Campaña y en Combates de la escuadra. Estos últimos son cuatro tipos de misiones que se desarrollan en dos mapas cada uno y en los que conseguimos puntos y una valoración de bronce, plata y oro.
Tenemos Última oportunidad, en el que hay que defender una posición fija de varias oleadas de enemigos, como si de un modo horda se tratara. Rescate en combate consiste en rescatar a unos pilotos que se han quedado atrapados tras la línea enemiga, siendo una misión contrarreloj en la que debemos pensar y actuar rápido. En Trueno arrollador debemos escoltar un convoy hasta su destino, para lo que podemos ordenar a los vehículos cuando avanzar o detenerse, así como acompañarles a pie o montados, e incluso en caso de ser dañados tendremos que repararlos. Y por último Barrido de combate, donde tenemos que asaltar una población acabando con todo los enemigos que salgan a nuestro paso.
La Campaña dura unas diez o doce horas, dependiendo y mucho del nivel de dificultad que elijamos, y sin resultar una historia apasionante, cinematográfica ni revolucionaria, cumple muy bien con su función en el tono realista del juego, y es bastante más creíble y verosímil que la de la gran mayoría de los shooters. Además, lo que en un principio parece que vayan a ser más y más escenarios de desierto sin vegetación y todos muy similares, a lo largo de su desarrollo se torna en cierta variedad de localizaciones, desde pueblos a otros lugares más montañosos, y en el ecuador de la historia, debido a un suceso que se produce, pasamos de combatir a los "Tayis" para luchar contra el ejército chino, volviéndose la cosa mucho más interesante, sin duda una campaña muy superior a la de Dragon Rising. Todo esto que hemos mencionado hasta ahora suena bien sobre el papel, pero luego diversos defectos y aspectos más o menos discutibles hacen que el resultado no sea todo lo bueno que nos gustaría.
El sistema de órdenes, aunque mejorado respecto a su antecesor, sigue sin resultar todo lo intuitivo que debería, y aunque antes de entrar en acción nos vamos manejando, al igual que en los momentos más pausados, una vez que estamos en mitad de la batalla se muestra torpe y lento, poco útil, y en una gran mayoría de las ocasiones hacemos caso omiso de él. Y lo cierto es que no deberíamos, ya que la inteligencia artificial tanto de los enemigos como de los compañeros es bastante floja.
Lo que hace que sea mil veces más divertido e interesante jugar junto a otras tres personas, algo que casi siempre pasa en cualquier título que lo soporte, y en este más si cabe. Luego hay rutinas un poco tediosas, como cuando nos desplazamos alrededor de Tayikistán largas distancias montados en un vehículo, algo que no aporta nada y resulta bastante aburrido. Entrando a valorar el realismo del juego, hay elementos que se agradecen, pero otros no tanto, aunque todo esto es muy subjetivo, pero lo debemos mencionar.
Nos gusta que te tengas que curar las heridas –o las de tus compañeros-, y que esto tenga su reflejo en la jugabilidad, ya que si nos dan en una parte determinada del cuerpo por ejemplo apuntaremos peor o no podremos correr. Está muy bien que se evite la tan de moda regeneración "mágica" de salud, pero luego lo cierto es que a la hora de la verdad tampoco es que aporte mucho, y te limitas a esconderte y curarte, que para el caso es casi lo mismo que la regeneración de vida. Si están muy bien los movimientos de los soldados, más realistas y pesados que en otros títulos, y el simple hecho de levantarse del suelo o saltar un muro se nota, debido al peso del equipo que portamos. Otro detalle que nos encanta es que se note el desvío de las balas al disparar a larga distancia -efecto Coriolis-, algo que hay que tener en cuenta y le da mucho realismo, sobre todo ya que estamos constantemente disparando desde muy lejos. Y es en este punto donde vemos otro de los defectos del juego.
Comprendemos que es realista, y que la guerra debe ser más o menos así, disparando una gran cantidad de tiempo desde largas distancias a enemigos que no alcanzas a ver del todo bien, pero esto a la hora de la verdad en un videojuego resulta un poco aburrido –y encima ellos sí que no tienen ningún problema en acertar a darnos desde decenas de metros…-. Habrá a quien le guste y lo entendemos, pero disparar pequeños puntos en la lejanía o "cosas" que creemos que se mueven en ocasiones resulta un tostón, y no hay más que elegir la clase batidor –francotirador- para que la diversión suba muchos enteros, al ver por fin a qué estamos disparando. El realismo es una las de máximas que busca este título, pero hay ciertos aspectos técnicos que hacen que pese a las intenciones iniciales, no se consiga del todo este propósito.
Las animaciones son bastante malas, no la de nuestros movimientos, que están bien, pero sí la del resto de elementos, sobre todo las de los enemigos, pésimas. Tanto a la hora de recibir un disparo, que no se diferencia mucho de si les hubiéramos acertado con una bola de papel, a cuando mueren, cayéndose al suelo de manera muy lamentable, y que le resta muchísimo realismo al conjunto. Luego hay algún detalle un tanto sorprendente -por cutre- y que no esperábamos encontrar en un juego a estas alturas de la generación, por ejemplo a la hora de subirse los personajes –o nosotros- a los vehículos, algo que ocurre habitualmente, y que en vez de ilustrarse con una animación, se omite, produciéndose un pequeño corte y apareciendo montados en los coches mágicamente.
Luego en lo puramente visual tampoco resulta ninguna maravilla. Texturas un tanto pobres, sombras con unos dientes de sierra enormes, efectos de humo o fuego casi inexistentes, edificios y casas todos vacíos como si los hubieran robado, siendo su punto fuerte el uso de la iluminación, que estéticamente queda bien, y la recreación de los entornos naturales, bastante convincente. El sonido cumple, con buenos efectos de las armas y un buen doblaje en inglés, pero que a la vez lastra si jugamos sin dominar el idioma. Hay subtítulos en castellano, pero es tal la cantidad de diálogos, y de órdenes, que es imposible estar leyendo el texto y siguiendo la acción a la vez, y en muchas ocasiones no nos enteraremos bien de qué está ocurriendo, y hubiera venido muy bien contar con voces en castellano.
Conclusiones
Supera sin muchos problemas a Operation Flashpoint: Dragon Rising, por tanto, a quien le gustó aquel este le gustará este seguro. Pero a quien no le convenció para nada, dudamos que Red River le vaya a conquistar, ya que aunque lo mejora, no lo hace de una manera sustancial o relevante. Para quien no haya jugado nunca un juego de la serie, tiene que saber que nos encontramos ante una apuesta por la acción desde una óptica muy realista, o al menos más que el resto de títulos de acción en primera persona, y el simple hecho de salir al descubierto sin cuidado puede dar al instante con nuestros huesos en el suelo. Un juego pausado y no recomendado para los más impacientes, donde cada metro conquistado y enemigo abatido producen gran satisfacción.
Tiene sus virtudes, como su modo cooperativo para cuatro jugadores, de lo mejorcito si se busca esto, así como el realismo que hemos mencionado repetidas veces, pero en el lado de la balanza de los defectos tenemos un aspecto técnico bastante desfasado, una inteligencia artificial no muy conseguida, y un título que si se pretende jugar solos pierde enteros, coqueteando con el tedio en muchos momentos. En resumen, un shooter para un público muy concreto, que si sabe lo que busca le podrá satisfacer, pero el resto de jugadores deberá andar con pies de plomo, ya que está lejos de ser brillante. Aunque al menos sí resulta distinto al resto, algo que valoramos, pero quedando todavía lejos de las grandes sensaciones que nos produjo en su día la brillante primera entrega.
Puntuación: 87%
Puntuación: 87%