"Es hora de patear unos culos y mascar chicle, y no me queda chicle…". Así comienza un título que ha sido raro analizar en plena vorágine del E3, feria en la que se presentan los trabajos más vanguardistas y tecnológicamente avanzados, mientras nosotros jugábamos a una obra con sabor añejo. Y además no hemos podido evitar acordarnos del E3 de 2001, cuando vimos un espectacular tráiler de Duke Nukem Forever, que por entonces parecía bastante avanzado y en su recta final, con muy buena pinta, y quien nos iba a decir que hasta diez años después no íbamos a poder disfrutarlo. Más que un videojuego una leyenda de este mundillo, un chiste en la industria y un producto que, debido a las dificultades que ha tenido para llegar hasta nuestra manos, ya antes de meterlo en la consola le teníamos cierto cariño, como si no nos acabaremos de creer que por fin esté terminado.
Catorce años a sus espaldas desde que se anunció en 1997, batiendo todos los récords del desarrollo más largo en la historia de los videojuegos. Después de pasar por varios estudios, decenas de manos, todo tipo de problemas económicos y otros tantos conflictos que quizás nunca conozcamos, el detonante de tenerlo hoy terminado fue la quiebra en 2009 de 3D Realms, ya que a raíz de esto Gearbox y 2K Games se hicieron cargo del proyecto.
Pero hay que dejar a un lado el mito, la historia y todo lo que rodea a este peculiar producto, y tratar de analizarlo de la manera más objetiva posible, como si se tratará de un título más. Acción en primera persona que desde un primer momento parece desfasada, con gráficos y una tecnología antigua, ya que el trabajo de Gearbox, más que rehacer lo que previamente había hecho 3D Realms durante catorce años, ha sido finalizar el producto. Y pese al negativo impacto inicial, según vamos avanzando y jugando más horas los gráficos no nos parecen tan malos, la jugabilidad es divertida, la dificultad es más elevada que la media actual y de hecho, tiene características que se han perdido en los juegos de acción en primera persona actuales, y que no están nada mal y nos traen buenos recuerdos.
Soy leyenda
Casi más que contar el argumento habría que contar la historia de su desarrollo, que es bastante más interesante, pero como no queremos extendernos demasiadas páginas, contaremos lo que ocurre en el juego. Empezamos en un estadio de fútbol americano, luchamos contra un enorme enemigo y nos damos cuenta de que este no es nuestro Duke Nukem Forever, sino la versión a la está jugando el propio Duke: "Después de 14 putos años como para no gustarme". Ha pasado ya mucho tiempo desde que salvó al mundo de una amenaza alienígena, pero su estatus se mantiene. Cuenta con una impresionante mansión, un casino, clubes de streaptease, figuras de acción con su imagen y hasta un programa de televisión. Pero todo se trunca cuando vuelven a la Tierra los alienígenas. A pesar de las advertencias del presidente de los Estados Unidos de que se mantenga al margen, Duke se ve obligado a participar cuando le cabrean de verdad al secuestrar a sus dos gemelas, ya que estos aliens se están dedicando a raptar a todas las mujeres sexys del planeta.
Un argumento simple, absurdo y alocado pero que le viene como anillo al dedo. De hecho es curioso el tiempo que se toma para arrancar, con calma, introduciendo poco a poco las mecánicas jugables, las armas y los ítems, sin prisa por meternos en la acción más desenfrenada. El control es el de cualquier otro shooter: apuntar, disparar, saltar, agacharse, nada que se salga de lo corriente, pudiendo llevar dos armas a la vez, dos tipos de explosivos y cuatro ítems especiales.
El armamento es variado aunque no especialmente numeroso, pero a pesar de ello se acaban usando todas y cada una de las armas, a diferencia de otros juegos en los que nos abruman con un número de armas muy elevado pero donde luego acabamos usando siempre las mismas. Aquí cada situación y tipo de enemigo exigen un arma distinta y una estrategia, y el hecho de poder llevar solo dos a la vez hará que cada vez que cojamos o soltemos una nos los pensemos bastante. Pistola, escopeta, ametralladora, lanzamisiles –hay dos tipos, el clásico RPG y el Devastator, que lanza numerosos proyectiles rápidamente, siendo letal-, fusil de rayos, una más original que reduce a los alienígenas de tamaño, otra que los congela o el todopoderoso rifle francotirador de rayos que elimina a los enemigos de un solo disparo, y alguna otra que nos dejamos.
Los explosivos son dos: unas bombas que detonan cuando nosotros los deseamos al pulsar un botón (sonando un divertido y clásico sonido del mando a distancia de un coche) o unas minas que tienen un rayo láser y que explotan al detectar algo en movimiento. Los cuatro ítems son las gafas de visión de macho (visión nocturna), la cerveza que sirve para ser más resistentes aunque se nos nuble la vista, las esteroides que nos dan durante unos segundos una increíble fuerza que nos permite para acabar con los enemigos a puñetazos y por último el Holoduke, un señuelo de Duke que confunde y atrae a los enemigos durante un rato.
Aunque algunos pensaban que para que fuera una experiencia clásica completa se debería haber apostado por los puntos de salud, tenemos que decirles que no es así, hay una barra de Ego, que a efectos prácticos y para que nos entendamos es regeneración automática de vida, aunque con matices. No se recupera tan rápido como en otros shooters y con tres o cuatro disparos como nos descuidemos acabarán con nosotros, por lo que no se puede ir a lo loco. Esta barra se puede ir incrementando de tamaño de manera permanente, interactuando con el entorno, uno de los puntos fuertes y más graciosos.
Cada vez que interactuemos con algo nuevo nos darán un punto –o varios- de Ego, pero solo la primera vez que lo hagamos. Comer, beber un refresco, orinar, firmar un autógrafo a un niño hasta cosas más complejas como encestar en una canasta de baloncesto, hacer pesas –Duke puede levantar hasta 600 kg…- e incluso pequeños puzles, como uno que descubrimos justo al comenzar, metiendo una rata en un microondas y encendiéndolo (no sabemos por qué se nos ocurrió semejante cosa, quizás Maniac Mansion tuvo la culpa). Esto hace que sea entretenido curiosear y trastear por los escenarios con todo lo que vemos, intentando subir nuestro Ego y de paso reírnos con las frases y ocurrencias de Duke, constantes y en muchos casos graciosas, que son la sal de este plato que se ha cocinado durante muchos años.
El desarrollo es lineal, con alguna que otra bifurcación para explorar un poco y buscar estos secretos que hemos dicho. Solo hay una fase, muy peculiar, en la que podremos explorar un entorno con amplio con libertad, cumplir varios objetivos en el orden que queramos y jugar a divertidos minijuegos, pero no vamos a desvelar cuándo y cómo para no estropear la sorpresa. Nos ha sorprendido que siendo acción en primera persona incluya tantos momentos con puzles y plataformas, algo que era típico hace diez-doce años, pero que ahora ha desaparecido en casi todos los títulos de este género.
Los momentos de plataformas nos recuerdan a los del primer Half Life, quizás no tan difíciles pero sí que te ponen en algún que otro aprieto, y los puzles para nada son complicados pero tampoco te dan demasiadas ayudas, ya que el juego no te trata como un ignorante y sí con mucho respeto, en situaciones que en otros títulos ya nos hubieran indicado con un movimiento de cámara la solución o ayudas visuales a la mínima que tardáramos más de la cuenta. Podríamos decir que es la dificultad es alta, jugando en nivel medio y si lo comparamos con la media actual, pero es de complicado más o menos como lo eran casi todos los juegos hace diez o quince años, el problema es que actualmente la dificultad es demasiado baja y nos hemos acomodado y oxidado.
En el tramo final si hay algún jefe de estos que te dan ganas de estampar el mando en la pantalla (no lo hicimos por civismo y claro, por el dinero que nos ha costado la tele), algo nuevamente que estuvo siempre presente en la historia del videojuego, los jefes finales complicados de intentar una y otra vez, pero que en los últimos tiempos ha desaparecido. No solo pegar tiros, dar saltos y resolver algún puzle es lo que haremos, también hay muchas fases de conducción en todo tipo de vehículos, que además de controlan moderadamente bien, y no se sienten forzados.
Desde un buggy a un monster truck, un coche teledirigido e incluso una carretilla, además de bastantes momentos en los que dispararemos desde una torreta, ya sea en una plataforma o desde un helicóptero. Todos estos elementos hacen que el desarrollo sea muy variado, y se pasan las horas volando junto al mando. Los enemigos no cuentan con una inteligencia artificial muy elaborada –ni tampoco en otros títulos de renombre que todos conocemos-, pero son variados, y van desde alienígenas voladores con jet pack, los cerdos clásicos, otros bichos y aliens más básicos, y todos nos lo ponen difícil a su manera y cada uno cuenta con una mejor forma de ser aniquilados, como dice Duke: "tanto gilipollas y tan pocas balas" (una frase que toma prestada de un peculiar detective de los 90).
Uno de sus mayores defectos -y que no hubiéramos imaginado que destacaríamos antes de ponernos a los mandos- son los largos tiempos de carga. Sí, es bastante absurdo pero cada vez que te matan, aún en la versión de Xbox 360 con el juego instalado en el disco duro, la partida tarda en iniciarse más de 30 segundos. Llamarnos impacientes, pero cuando te matan en un jefe o situación varias veces seguidas acaban poniendo a prueba la paciencia del jugador, por simpáticas que sean las pantallas de carga ("si coges un zurullo de un retrete no perderás Ego, aunque lo suyo es que lo perdieras"). Una pena, y seguro que Gearbox son bien conscientes del problema, pero no han sabido ni podido solucionarlo.
Por lo demás una campaña siempre entretenida y variada, que cuando no estás en un tiroteo estás conduciendo un vehículo, enfrentándote a un enorme jefe, resolviendo un pequeño puzle o superando una sección de plataformas, en una duración entorno a las diez horas, dependiendo de lo torpes que seamos ya que como hemos dicho la dificultad es elevada, y si alguien osa a jugarlo en difícil desde el principio le podrá durar bastante más. Hemos de decir que no temáis en hacer esto, ya que los capítulos se pueden volver a jugar una vez superados y en caso de quedáramos atascados podréis volver a intentarlo con una dificultad menor.
Pero además de la campaña tenemos el hoy en día casi imprescindible multijugador. Cuatro modos: Dukematch –un clásico todos contra todos-, Team Dukematch –todos contra todos pero por equipos-, Hail to the King -en el que por equipos tendremos que controlar distintas zonas el mayor tiempo posible para sumar puntos- y Capture the Babe -el captura la bandera de toda la vida pero con una chica en brazos y una pequeña curiosidad, ya que podemos darle un cachete en el trasero para que se calme-. No estamos ante un multijugador que competirá con Call of Duty o Battlefield, de eso no hay duda, pero quien quiera trasladar la experiencia de un shooter clásico de la campaña al modo online se sentirá a gusto, una diversión directa y sin complejos, divertida desde el primer minuto sin camperos ni rachas de muertes.
Según subamos de nivel no adquiriremos mejoras y nuevas habilidades, sino que en cambio conseguiremos nuevo y loco vestuario para poder personalizar a nuestro personaje, diferentes objetos para la cabeza, la cara y camisetas. También está el picadero de Duke, su mansión que podremos decorar según subamos de nivel con cuadros y adornos pero también con minijuegos del modo campaña como las tragaperras, el pinball o incluso una cancha de baloncesto.
Unos gráficos muy discretos y un sonido muy polémico
Técnicamente no nos pilla por sorpresa ya que lo habíamos visto tanto en vídeos como en directo hace unas semanas jugando una sesión multijugador, y sabíamos que iba a ser discreto, pero pese a ir prevenidos no deja de sorprender al comenzar lo desfasado que se ve. Estamos en el tramo final de una generación de consolas a las que se les está sacando el máximo rendimiento posible y eso está dando los mayores frutos. Por tanto al encontrarnos con unos gráficos así en una novedad en el mercado, al principio choca un poco. Texturas pobres, borrosas, que además cargan en ocasiones tarde, tanto que optamos por no esperarlas, modelados sencillos tirando a pobres (aunque las "babes" están muy bien hechas…) y ausencia de grandes efectos gráficos, aunque todo se mueve con fluidez –faltaría más-.
Pero luego más sorprende, al avanzar en la campaña, que no nos parecen tan malos los gráficos e incluso incluyen detallitos destacables y momentos acertados. En fases en cuevas lejos de espacios abiertos las texturas mejoran, los efectos de luz no están mal, y algunos jefes finales de gran tamaño hasta son resultones. Incluso hay elementos destructibles, como paredes, muros y azulejos, y los enemigos se pueden desmembrar de muy distintas maneras, cosas que no se permiten algunas superproducciones en pleno siglo XXI. En cualquier caso, aunque desfasado –siendo realmente su mayor defecto técnico los tiempos de carga- se deja ver sin hacer daño a los ojos, y no nos parece que el aspecto visual lastre demasiado el resultado general, a no ser que busques buenos gráficos por encima de todo, que en caso de que sea así te lo decimos directamente, este no es tu juego.
El sonido desde el primer momento, al oír la voz de Duke en castellano, sabíamos que iba a ser polémico. Jugamos y fuimos fans de Duke Nukem 3D, y su voz era una de las señas de identidad. Por tanto, por bueno o malo que hubiera sido el doblaje, nunca nos hubiera acabado de convencer. Al principio sinceramente no nos gustó, nos parecía sobreactuado y que no captaba la esencia del personaje, como una especie de bobo chuleta que en el original solo se quedaba en esto último. Pero al final nos hemos ido a acostumbrando y hasta nos hace gracia, y en el tramo final tiene algún momento memorable.
Pero el gran pecado no es haberlo doblado al castellano, sino el no incluir un selector de idioma. Para poder escuchar el doblaje en inglés tenemos que cambiar el idioma de la consola –al menos en la versión de Xbox 360-, y el problema es que luego estará todo completamente en inglés, incluidos los subtítulos, por lo que no hay forma de escuchar la voz original de Duke a la vez que leemos subtítulos en castellano. La música, aparte de la fanfarria clásica de Duke Nukem, pasa sin pena ni gloria, ni molesta ni enamora, aunque cuando suena el tema original una sonrisilla tonta se dibuja en nuestro rostro.
El difícil paso de leyenda a videojuego real
Unos los esperan sin expectativas, otros creían que sería una completa decepción, otros todavía no se creen que hoy ya esté a la venta, y muchos simplemente querían pegar unos tiros, echarse unas risas con Duke y ver cómo es el famoso mito videojueguil, sabedores de su complicado y tortuoso desarrollo, una ecuación que en este mundillo suele ser igual a desastre. Y a estos últimos les gustará, sin ningún género de dudas. Un shooter clásico en su desarrollo, en sus mecánicas, aunque variado, con pequeños puzles, momentos de plataformas y todo salpicado con un humor irreverente, burdo y tosco por momentos, aunque sin llegar perder la cabeza. Una dificultad muy acertada tirando a alta, y sí, un apartado gráfico que se ha dicho y se dirá mil veces, es muy discreto, aunque los tiempos de carga tan elevados sean realmente lo peor de todo el producto. Todo esto con un multijugador sencillo, con pocos modos y posibilidades, pero directo y sin ambiciones, para divertir desde el primer momento.
Una manera de afrontar la acción en primera persona ya extinta, que nos recuerda a aquellos grandes juegos de finales de los 90 y primeros años 2000, una sensaciones que se recuperan aquí y que sabemos nunca volverán, en un mercado completamente distinto. Como si se tratara de un título encerrado en una capsula del tiempo, que entonces olvidaron lanzar a la venta y ahora han decidido recuperar. Dejando a un lado el mito, la leyenda, el culebrón Forever, y valorándolo como un videojuego más, es cierto, hay muchos y mejores shooters actualmente, pero seguramente muy pocos con el carisma, la irreverencia y humor de este, que destila desde la contraportada hasta los tiempos de carga, y en cada frase que pronuncia este particular personaje. El Duke ha vuelto, ¡larga vida al Rey!
Puntuación: 98%
Puntuación: 98%
4 comments
ohhhhhhhh no mames esta bien vergas!
el mejor videogames para mi...
Estupendo
mega perfectoo
:)