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Analisis - Prince of Persia : The Forgotten Sans




Al hilo del estreno de la inminente película de Prince of Persia, Ubisoft lanza Las Arenas Olvidadas, un regreso a las raíces de la trilogía de Las Arenas del Tiempo. Algo falto de carisma pero francamente notable, el nuevo príncipe es una muy buena forma de prepararse para la película.


El 21 de mayo del presente año 2010 se estrenará en nuestro país Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo, la primera película sobre el videojuego de Jordan Mechner que dirigirá Mike Newell, y que estará protagonizada por Jake Gyllenhaal, Gemma Arterton y Ben Kingsley. Acompañando su llegada a los cines podremos disfrutar al mismo tiempo del videojuego Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas, un título que en realidad no tiene nada que ver con ella en términos argumentales.


Lejos del sobresaliente Prince of Persia con el que la compañía gala nos premió a finales del 2008, Las Arenas Olvidadas retorna al estilo de Las Arenas del Tiempo. Esto no tiene porqué ser bueno o malo por sí mismo, pero sí es cierto que a pesar de que el título que nos ocupa es francamente notable, lo cierto es que le ha faltado un plus de chispa y carisma para alcanzar las sobresalientes cotas de calidad de sus predecesores.






El Poder de la Arena 


Prince of Persia Las Arenas Olvidadas da comienzo con una majestuosa cinemática cuidadísima aunque muy breve que nos pone en situación sobre quién somos, dónde estamos y cuál es nuestro objetivo. En primera instancia descubrimos en un viaje al reino de nuestro hermano Malik que el palacio que comanda está siendo azotado por un ejército descomunal, y nuestra primera misión será ponernos en marcha para dar con él.


Tras esta corta CGI el juego no tarda ni un par de minutos en ponernos bajo los mandos del príncipe y presentarnos ya las primeras escenas de acción. Rápidamente recorreremos las murallas del gigantesco palacio desde las alturas, viendo cómo a nuestros pies se desarrolla una lucha descomunal entre los dos ejércitos, y cómo llueven a nuestro alrededor las flechas y las balas de cañón que amenazan con impactar sobre nosotros.


Ante la desesperada situación que amenaza con derrocar el régimen actual, el propio Malik se sumerge en los pasillos subterráneos de palacio con un puñado de sus hombres para acceder a uno de los secretos mejor guardados del imperio: El ejército del Rey Salomón, con el que pretende dar la vuelta a una situación que se torna crítica.




Si bien al principio de la historia nuestros encargos serán bastante corrientes –buscar a nuestro hermano, activar un mecanismo, acabar con un puñado de enemigos…-, poco después descubriremos un portal inter-dimensional en los pasillos de palacio que nos llevará a una suerte de realidad alternativa. Ahí conoceremos a una suerte de semi-diosa, de la que no revelaremos grandes secretos, pero de la que sí adelantaremos que pertenece a una raza longeva y cargada de poderes que teme que se desencadene el caos si Malik libera al ejército de Salomón. ¿A qué se deben sus miedos? Este ejército no es lo que el hermano del protagonista cree, y es que en lugar de servir a las órdenes del mítico rey, fue enviado al castillo para aniquilarlo antes de quedar sumido en un letargo de siglos y siglos, y responde al verdadero y temible nombre de Ejército de las Arenas.


Cuando regresamos del portal al mundo real el mal está hecho y los soldados no-muertos campan a sus anchas por el palacio convirtiendo a hombres y mujeres en petrificadas y siniestras estatuas de arena. Ahí comenzará verdaderamente la aventura tras el prólogo, y será a partir de entonces cuando se liberen las trampas, las hordas de enemigos venidos de entre los muertos y el verdadero reto de Las Arenas Olvidadas.


A pesar de que los diálogos del nuevo Prince of Persia no están particularmente cuidados y que la historia no es tan brillante como pudo ser la de la trilogía de Las Arenas del Tiempo o la de la última entrega de las series, lo cierto es que el guión lleva a cabo un trabajo más que adecuado a la hora de servir como justificante para nuestras carreras de un punto a otro del palacio. Sí echamos seriamente en falta algo de carisma en el protagonista, muy alejado del simpático y gracioso príncipe del juego de 2008 o del inmisericorde tipo duro de El Alma del Guerrero. El príncipe de Las Arenas Olvidadas queda a medio camino del humor de uno y de la chulería del otro, y acaba retratado como el menos dotado de personalidad de cuantos protagonistas ha tenido la serie desde su reinvención moderna en 2003.




Trapecista Real 


La campaña individual es la única propuesta jugable de Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas si exceptuamos los dos Desafíos que se desbloquean terminando el juego por parte de uno, y desbloqueándolo a través de la plataforma de Ubisoft Uplay por parte de otro, y que no aportan grandes cosas que no hubiéramos visto en el ejercicio del Modo Historia.


La campaña se prolonga durante unas 8-10 horas en función de nuestra habilidad con el pad, y en ellas llevaremos a cabo todas las tradicionales piruetas y espectaculares combates que desde el comienzo han sido santo y seña de la saga. Quizá Las Arenas Olvidadas se inclina algo más por las acrobacias que por las luchas, pero en cualquier caso el equilibrio entre ambas facetas está bastante logrado; pudiendo agradar con facilidad a los seguidores de los dos tipos de dinámicas.


La parte de las piruetas es la que menos ha cambiado con respecto a entregas anteriores, con sólo una serie de incorporaciones menores en algunos puntos concretos. Aquí todo se basa una vez más en los saltos con el botón inferior del pad y en las carreras por las paredes tirando del gatillo como principales puntales y, sobre todo, en el clásico cóctel de trampas, pértigas colgando de las paredes y ligeros rompecabezas que resolver.


El videojuego tiene un ritmo arrollador en esta parte, y a pesar de que los rompecabezas son ciertamente sencillos, lo cierto es que aquí el título transmite una sensación satisfactoria. Nunca memorable, pero sí francamente interesante y con la que pasar unas horas muy entretenidas. Hay la suficiente variedad en los escenarios como para considerar sus localizaciones muy gratas a pesar de que la totalidad del videojuego está ubicado todo el tiempo en el mismo castillo-palacio en el que comenzaremos la aventura. La experiencia es tremendamente fluida y la curva de dificultad adecuada, y a eso ayuda una supresión casi completa de las partes de exploración, con una cámara que podemos manejar nosotros pero que en los momentos clave o que pudieran ser confusos siempre mira en la dirección hacia la que debemos encaminar nuestros pasos.




El soplo de aire fresco de la campaña viene de la mano de los poderes de Las Arenas Olvidadas que dan título al juego. La semi-diosa que conoceremos al comienzo de la aventura liberará el poder de controlar el tiempo en nosotros, pero poco a poco iremos descubriendo otros que nos permitirán, por ejemplo, controlar el agua; entre otros que no describiremos para mantener la experiencia del jugador intacta a la hora de descubrirlos. Lo que sí comentaremos es la presencia del ya clásico rebobinado que podemos usar un limitado número de veces, y también el hecho de lo hábil que resulta el juego a la hora de hacernos progresar entre la gigantesca amalgama de poderes con los que acabaremos contando para no saturarnos o avasallarnos en ningún momento con su número.


Los combates, por otro lado, no son tan brillantes. El juego hace lo justo para mantener nuestra atención con una paleta de oponentes lo suficientemente variada, sin embargo da la sensación de que falta algo de inspiración y carisma en las luchas, con sucesiones muy simples de combos que podremos controlar con relativa facilidad desde el comienzo de la aventura. La ingente cantidad de enemigos que hay en pantalla supera con mucho lo visto en anteriores Prince of Persia, sin embargo no son particularmente retadores debido a una IA discreta que acaba penando el conjunto de las luchas.






Universo de Fantasía –Gráficos y Tecnología- 


Vaya por delante que a pesar de usar el mismo engine gráfico que Assassin’s Creed I y II, Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas dista mucho de estar a la misma altura que la saga histórica de Ubisoft. El videojuego tecnológicamente es rotundo, sin problemas en su tasa de imágenes por segundo ni ningún elemento particularmente insuficiente. Sin embargo para pasar del notable raspado esperábamos ver mejores físicas, texturas más detalladas y unos efectos de iluminación quizá algo más espectaculares. En todos estos campos el juego cumple, pero en algunos de ellos pasa el examen con lo justo, sin nada particularmente brillante que lo haga destacar quedándose en una peligrosa tierra de nadie.


Los escenarios y su diseño, en cambio, hacen que el conjunto del videojuego eleve algo su calificación general para alcanzar el mencionado notable en gráficos. En primera instancia, y como ya hemos mencionado, el título podría dar la sensación de ser limitado en cuanto a entornos por estar ambientado en un solo palacio; sin embargo los responsables artísticos de Ubisoft se las han amañado para obtener un conjunto de localizaciones lo suficientemente diverso como para no resultar repetitivo o claustrofóbico en ningún momento.




Los modelados de los personajes, en cambio, son algo más regulares. Falta inspiración en todos los caracteres, desde el propio príncipe hasta sus enemigos. Ni gota de carisma en unos y otros que dan la sensación de haber hecho el trabajo justo para salir del paso en algunos sentidos. Lejos del nivel de chispa e imaginación que esperamos de un Prince of Persia.


Por lo que respecta al sonido el videojuego es francamente interesante. La banda sonora no tiene una presencia particularmente preeminente, pero cumple su objetivo a la perfección con temas adecuados. El doblaje es algo más discreto, con voces secundarias francamente interesantes pero con un protagonista principal no demasiado bien escogido y sin excesiva carga dramática o vigor en sus líneas.


Valoración de Prince of Persia: Arenas Olvidadas

El nuevo Prince of Persia hace los deberes y consigue una notable aventura a la que ha sólo faltado algo de chispa y contenidos para brillar a la altura de sus magistrales predecesores. Buen cóctel de poderes, pruebas, trampas y desafíos para una experiencia de 8 horas no especialmente retadora pero sí francamente agradable.
Puntuaje 85%